En este podcast, Rafa y yo entramos ya en materia y comentamos cómo fueron nuestros inicios en el mundo de la traducción. Entre otras cosas, hablamos sobre por qué estudiamos Traducción e Interpretación, cómo fue nuestro paso por la universidad, y cómo encontramos nuestra primera experiencia laboral. Además, damos consejos para todos aquellos que estén buscando ese ansiado primer trabajo relacionado con la traducción. ¡Esperamos que os guste!
Os aninamos a comparir vuestros primeros comienzos o inquietudes. Seguro que así ayudamos a muchos que empiezan en el sector de la traducción a tener algo de menos miedo.
Esto lo publiqué en 2005, o sea, ¡con 20 años! Dios mío, qué tiempos. Es cierto que aproveché parte de material que había escrito en el pasado, pero bueno, ahí está, ja, ja, ja.
Además, también lo aproveché para una asignatura de la carrera llamada “Revisión, Edición y Maquetación” (“REM” para los amigos), aquí os lo dejo: Manual de Traducción de Videojuegos. Por supuesto, no tiene nada que ver con mi actual libro:
Como recordatorio, todo esto lo hacía por aprender y compartir más que por traducir “gratis”. Eran tiempos donde remakes de esos juegos o cosas similares eran impensables, así que había cero ánimo de lucro (no usábamos publicidad ni nada del estilo) y eran traducciones no oficiales que poca gente conocía o usaba en realidad.
¡Ah! Los libros que menciono en el podcast sobre seguir o no seguir la pasión para trabajar son estos:
Gracias por citarme. Efectivamente, la cita tal cual es mía, y la llevo usando unos veinte años… e incluso a veces alguno/a por ahí se ha mosqueado por creer que iba por él/ella creía que era una referencia directa y no era así…
Pero Xosé también la usa con otra versión y menciona aptitud y actitud como una necesaria de la otra. Lo importante es que los dos la usábamos en paralelo sin saberlo hasta que un día lo comentamos, y la razón principal es porque seguramente ambos la hemos sufrido en nuestras carnes o las de otros.
Yo la sigo manteniendo y también mantengo que prefiero a los alumnos de 6 con ganas de aprender, y no a los de 9 o 10 que se creen dioses y luego no son ni monaguillos en unos casos. Otra de mis máximas es que lo más importante en un traductor, y en todo en la vida, es la modestia; la segunda es la modestia; la tercera es la modestia; la cuarta es la modestia, y así ad infinitum. Si se te olvida esto, mal vamos y hablo con la experiencia de casi 40 años en el sector.
Menos mal que yo ya no sigo mucho el fútbol, que ya sabes de qué equipo era… Menos mal que vi la luz y ahora me quedo con el mejor simplemente.
Bueno, menos mal que entonces no me equivoqué, ja, ja, ja. Os la había oído a los dos, aunque ya veo que cada uno presenta la cita con sus matices.
Totalmente de acuerdo. Por buenos que seamos, todos tenemos errores, y de hecho es algo que comentamos en el podcast. Eso nos ahorrará muchos problemas en cualquier aspecto de la vida. Mejor agachar la cabeza un poco (tampoco totalmente, que hay que ir de frente), reconocer el error e intentar mejorar que ir de listo o mentir. A largo plazo, no suele dar resultado.
Me alegra que hagas esta mención, porque justo hablo de esto en el podcast y no podría estar más de acuerdo. No digo que todos los que saquen 9 o 10 desarrollen prepotencia por norma general, pero sí que es verdad que hay casos en los que es así o que llegan tan acostumbrados a que les digan que todo está perfecto que no saben aceptar una crítica.
En fin, como bien mencionáis por ahí Pablo y tú, es fundamental tener buena actitud y buena aptitud.
Lo curioso de todo esto de las notas es que a mí nunca me preguntaron la nota al empezar a trabajar… Y creo que no conozco a nadie a la que se la hayan pedido. Parece que es más una nota para competir entre nosotros a menos que te quieras dedicar al mundo académico.
Y, al final de nuestros cursos de traducción, ofrecemos siempre una mentoría gratis por Skype, de 1 hora de duración más o menos, en la que tratamos de responder individualmente a todas sus dudas y darles consejos para abrirse camino en este mundo.
Sí, me escuché todos los poscasts, y ya vi que coincidíamos en mucho. Como explicaba en el caso de Xosé, coincidimos todos tanto por cuestión de experiencia real en el sector, porque los patrones suelen repetirse.
La verdad es que sería genial que esto se tuviera en la carrera, aunque entiendo que es difícil hacerlo para todos. Genial vuestra iniciativa, @Fernando_Cunado
La verdad es que, ahora que lo pienso, me parece raro que no haya un club de estos ya…
Jajaja. ¡Qué bueno! Pues llevas toda la razón, Fernando. Aunque debo reconocer que yo soy más de ver el fútbol que de jugarlo. Para jugar, se me da mucho mejor el baloncesto —de hecho soy presidente de un club de baloncesto de Tomelloso, que es en donde vivo ahora—. Pero no me importaría echar un partidete traductoril de fútbol. Así podré aplicar lo que he aprendido en estos años traduciendo el FIFA y lucir mi desgastada camiseta de Kiko Narváez.
Madre mía, qué subidón me está entrando, jajaja. Está claro que algo habrá que organizar. Eso sí, me pido a @JJAD en mi equipo, que él sí que sabe de esto.
Al final, lo que pone en el título es «Licenciado en Traducción e Interpretación». Ni siquiera se especifican los idiomas, aunque me consta que hay empresas que, muy acertadamente, piden documentos auxiliares como el suplemento al título o la certificación académica, en donde se pueden consultar las asignaturas y calificaciones. Pero, como bien dices tú, @pmstrad, a mí nunca me los han pedido. Como mucho los he enviado yo por iniciativa propia a algunas empresas para demostrar que, efectivamente, soy un profesional cualificado.
La verdad es que el tema de la cualificación profesional da para mucho. No parece haber un criterio fijo en los procesos de selección. En mi experiencia intuyo que muchas veces las empresas piensan que el título y las notas son factores secundarios, puesto que al final suelen limitarse a hacer el proceso de selección en el que ya tienen depositada plena confianza —generalmente con prueba de traducción y entrevista—. Ahí, si los responsables tienen buen ojo, pueden ver claramente si un aspirante vale o no vale, tenga título, buenas notas, recomendaciones, la carta de salir de la cárcel del Monopoly (), etc.
Yo lo único que miro en un CV es lo de EN-ES o la combinación de idiomas que tenga y su especialidad, si acaso. No me vale eso de nivel alto por la mañana, medio por la tarde y bajo cuando duermo, etc. Si eres EN-ES, tu nivel de EN y ES debe ser muuuuuy alto.
Por otro lado, al encontrar la mínima falta, dejo de leer. Si sigo leyendo, miraré su experiencia y quizás la universidad y posgrados. Poco más.
Eso sí, las empresas certificadas estamos obligadas a guardar el CV, títulos y algún que otro documento más de cada recurso para las auditorías y para acreditar el proceso de selección, que no debe hacerse a la ligera.
Sí, esto se lo digo a todos los que les aconsejo sobre su CV: los certificados normalmente no hacen falta a menos que quizás sea para mencionar otros idiomas no principales por si acaso.
Me pasa igual. Aunque admito que a veces se puede perdonar en el mensaje de presentación si todo lo demás está muy bien presentado y es claramente un despiste. No debería suceder, pero bueno, todos tenemos nuestros lapsus…
Me ha parecido muy interesante todo lo que habéis comentado sobre la interdisciplinariedad. Me he sentido identificado con vuestros relatos. Cuando acabas una carrera, en tu promoción salen unos cincuenta como tú solo de tu facultad… Pero si esos años no te has quedado solo con los conocimientos adquiridos en la universidad (que no son pocos y no hay que menospreciarlos) sino que además te has cultivado en un campo ajeno al tuyo, la combinación te proporciona una ventaja competitiva, como comenta @raflosa, muy interesante. Hoy en día, muchas empresas buscan perfiles que combinan dos áreas de conocimiento muy distintas, y esos perfiles son a veces difíciles de encontrar, porque nadie sale de la carrera con esos conocimientos si no se ha preocupado de formarse por su cuenta.
En mi caso fue la programación, en el instituto empecé a hacer mis cutre webs y, posteriormente decidí aprender lenguajes de programación como C#, PHP, JavaScript, etc. Sin duda, si no hubiera dedicado todos aquellos años de carrera a aprender todo esto con mi tiempo libre, hoy no estaría trabajando de lo que estoy trabajando (técnico de traducción / localization engineer).