Me parece un tema muy interesante y, personalmente, prefiero comentarlo por aquí porque en Twitter seguramente tendría que crear varios tuits dentro del hilo para alimentar el debate debidamente y me resultaría bastante incómodo…
Dicho esto, voy al tema.
Yo también he sido «víctima» de esos errores que comentáis. Es muy frustrante ver que todo tu trabajo se ha alterado o transformado hasta el punto de que haya errores o, incluso, no reconozcas tu traducción.
A mí me ha pasado, sobre todo en doblaje, y sí que he sentido impotencia cuando al final he visto que mi nombre aparecía en los créditos. En casos así, creo que estaría muy bien que el traductor pudiera elegir si quiere aparecer o no, sobre todo si es un profesional externo (autónomo o freelance) al que han subcontratado y al que no han tenido en cuenta en las fases posteriores del proyecto porque lo han tratado como al último mono.
No obstante, si el traductor ha estado presente en todo el proceso y, de algún modo, puede ser «culpable» o «responsable» junto al resto del equipo, entonces en ese caso sí que debería figurar aunque los errores los hayan cometido otras personas —ya que, en este caso, entiendo que ha tenido la oportunidad de participar en el equipo de trabajo, opinando o avisando de los errores que haya podido ver—.
Por otro lado, también veo que hay un poco de egolatría tóxica en esto de los créditos. Creo que, a veces, tendemos a personalizar demasiado los méritos o los fracasos, en el sentido de que cuando la traducción es buena, nuestro inner monster quiere que se nos mencione y se nos dé crédito, pero cuando no lo es, preferimos no estar por miedo a que se nos ataque o a que eso afecte a nuestra reputación. Creo que, en general, tanto el público como los profesionales implicados deberíamos tomar una actitud y conciencia más grupal y menos individual, y entender que esos errores o aciertos no se pueden atribuir a la ligera a una persona. En todo caso, quizá desde la butaca se pueda criticar o elogiar el equipo de trabajo, pero yo nunca me atrevería a señalar a nadie en concreto (y, si alguna vez siento la tentación, intento abstenerme). Personalmente, creo que las culpas, errores y responsabilidades deberían gestionarse profesionalmente de puertas para dentro (en la empresa), haciendo balance del trabajo que se ha hecho y «premiando» o «castigando» a los responsables.
Un saludo.