Buenas tardes a todos:
En primer lugar me gustaría decir que me ha encantado esta parte y cada vez me gusta más el curso.
Dicho esto, quería hacer hincapié en lo que Pablo expone en este punto. Es importantísimo no esconder la cabeza como un avestruz y reconocer tus errores. Yo no tengo mucha experiencia como traductora aún, pero sí la tengo como profesora de inglés. Y tengo que decir que durante mi período como docente hay veces que he cometido errores, pero siempre he intentado subsanarlos. Si he dicho la traducción de un adjetivo mal y en casa me he dado cuenta, subsanar mi error es lo primero que hago al llegar a clase al día siguiente.
Ejemplo de esto es cuando algún alumno me pregunta algo y en ese momento no se darle una explicación exacta. ¿Qué haríais en esta situación? Yo nunca me inventaría una respuesta y la daría sin más, prefiero ser sincera y decirles que al día siguiente les traeré una explicación y trabajaremos en la duda. Creo que hacer eso es más profesional que inventarse una explicación cuando no se está seguro, como me ha ocurrido a mí como alumnas con profesores que creían que no nos dábamos cuenta de que se estaban inventando la explicación sobre la marcha. Creo que esto último crea mucha más desconfianza en los alumnos/clientes que lo primero.
Otro ejemplo muy embarazoso fue cuando tuve que ir a dar unas clases de apoyo final antes de un examen a otro centro adscrito al nuestro. Esta es una tarea que suelo hacer con frecuencia y me dedico a repasar puntos clave como errores típicos y formatos de textos que aparecerán en la parte de expresión escrita. Cuando llegué a este último punto y empecé a repasar los formatos todos los alumnos empezaron a revolverse en sus sillas y más tarde a mostrar su desconcierto. Entonces pregunté qué pasaba. No se atrevían a formular sus dudas en voz alta porque la profesora que les había dado clase durante los últimos ocho meses estaba delante. Pero, poco a poco mientras avanzaba en el repaso los más extrovertidos comenzaron a preguntar. La conclusión fue que esta profesora, a la que yo misma había formado, no había seguido las pautas oficiales del examen y las que yo misma le había dado y no había explicado los formatos como serían exigidos en el examen.
Ya podéis imaginar mi desconcierto me vi envuelta en aquella difícil situación. Y esta chica, la otra profesora, ni se disculpó con ellos ni conmigo. Fue un momento muy incómodo.
Creo que si yo hubiese sido uno de esos alumnos no habría confiado más en esa empresa por tener a un empleado que no se interesa por sus alumnos, que no reconoce sus errores, ni intenta subsanarlos.
Por todo esto, Pablo, te doy la razón en todo lo que has dicho y, como tú, pienso que es más humilde y más ético por nuestra parte reconocer que nos hemos equivocado y siempre, siempre, buscar una solución para subsanar ese error.
Un saludo,
María del Carmen