Hola, tengo un par de dudas muy concretas sobre diálogos:
¿Cómo marcar un inciso dentro del propio diálogo de un personaje sin que se confunda con la intervención del narrador? ¿Sería correcto usar paréntesis en este caso en vez del punto y coma, o se debería usar la raya también? ¿Es correcto el uso de punto y coma en este caso?
Ejemplo:
—Porque cuando vengáis; oye, tú, no me mires así, porque sé que vais a venir; haré que os llevéis toda vuestra basura —dijo en tono amenazador.
Puntos suspensivos tras la intervención del narrador (no dicendi) para indicar que la frase continúa tras una pausa en el diálogo (y en la que han ocurrido otras cosas).
Ejemplo:
—Con este mapa deberíamos ser capaces de averiguar la distancia hasta esa isla. Está a unas… —Cogió su lupa, porque ya tenía una edad y sin ella no era capaz de fijarse en los detalles de aquel mapa tan bien elaborado. Luego cogió una regla y un lápiz y trazó una línea recta—. …quince millas.
¿Me podrías aclarar cuál sería la manera correcta de puntuar estos dos ejemplos?
Lo que planteas puede evitarse fácilmente y, de hecho, es lo que te aconsejo. Como dices, un inciso entre rayas puede confundirse con la intervención del narrador y esto es algo que no podemos (ni queremos) permitirnos, así que lo resolveremos de varias formas: sustituyendo por comas o paréntesis, poniendo un punto y sacando el inciso en otra frase, etc. Cualquier alternativa es mejor. En el ejemplo que sugieres creo que optaría por los puntos suspensivos para marcar esa interrupción, ese cambio de hilo de la persona que está hablando. Incluso se podría dejar la última palabra a medias: Cuando veng… Oye, tú…
Esta duda me encanta. La verdad es que se me pasó añadirla, así que gracias por rescatarla. Se trata de una excepción que señala la RAE acerca de la puntuación de diálogos cuando aparece un inciso sin verbo de habla en una frase inacabada. En estos casos, se puede usar la minúscula. El ejemplo quedaría así:
—Con este mapa deberíamos ser capaces de averiguar la distancia hasta esa isla. Está a unas… —cogió su lupa, porque ya tenía una edad y sin ella no era capaz de fijarse en los detalles de aquel mapa tan bien elaborado. Luego cogió una regla y un lápiz y trazó una línea recta— quince millas.
Otra de las excepciones que señaló es la de los verbos que no son estrictamente dicendi, pero de alguna forma funcionan igual. Cuando un verbo refleja la forma en que se dicen las palabras, aunque no sea dicendi, se puede usar en minúscula. Y este es el caso de verbos como sonreír y quejarse.